El pasado 1 de octubre, celebramos en Madarcos las IV jornadas de Encuentro y Tradiciones Madarcos ayer y Hoy.
Se trata de un día muy especial para los vecinos del pueblo, porque las jornadas parten de nuestro trabajo y nuestros recursos. Hace ya cuatro años que pensamos que sería bonito rememorar una manera de vivir que nos ha marcado y forma parte de nuestra identidad como pueblo. Era el momento de desempolvar los aperos de labranza, sacar los arados y los carros del pajar y mostrar a los más jóvenes y a quiénes vienen a vernos ese día, una parte esencial de nuestras vidas.
El mercado
Las personas que participaron en las jornadas, pudieron disfrutar de un mercado artesano y de productos de la huerta. Se vendía queso de cabra, pan de leña, miel de nuestras flores, patatas, mermeladas, verduras, trufas de chocolate y rica repostería. Y también paños, miniaturas en cerámica, tejas para adornar, jabones, cuero, juguetes de madera... El mercado se puede realizar todos los años gracias a los productores y artesanos que deciden compartir con nosotros ese día.
Los talleres
Otro de los aspectos fundamentales de la jornada son los talleres, abiertos a la participación de todas las personas que pasaron por la plaza de Madarcos. Félix, nos enseñó a construir panderos, carajillos y otros instrumentos de percusión. Para aprender a tocar el pandero y la pandereta contamos con la ayuda de Luis. Gema nos enseñó a hacer bolillos. Cristina a hilar y trabajar la lana con su torno. Mari y Emi a hacer ganchillo. Resti a elaborar garrotas con varas de fresno, aliso y roble. Paulino a hacer cestas con mimbre. Nuria a trabajar con el cuero. Mari y Emi a hacer ganchillo y elementos de lana...
Es emocionante ver como la gente de Madarcos y también de otros pueblos ( Braojos, Horcajuelo, Romanillos) comparten sus saberes con todos nosotros.
Exposiciones
En la sala nueva, Ricardo Castillo, artesano de la madera y vecino del municipio, mostraba más de medio centenar de sus piezas, algunas imaginación pura y otras fiel reproducción de las labores agrícolas y los quehaceres de antaño, producto todas ellas de horas de trabajo con sus manos.
Por las calles del pueblo, también se pudieron contemplar aperos antiguos de labranza como trillas, arados, carros, ubios, una afiladora, una aventadora... Y también animales que todavía constituyen parte de nuestro sustento: gallos, vacas, ovejas o caballos. Los más pequeños tuvieron la oportunidad de pasear en el carro tirado por Lucero, el burro.
Cantar, bailar, comer, reir...
Hay que mencionar también, de forma muy especial a las mujeres mayores y no tan mayores que pasaron la tarde del viernes amasando y friendo rosquillas hasta llegar a las 150 decenas y cuya venta constituye la principal fuente de financiación de las jornadas. Las más expertas, Tomasa, Marci, Isabel, Pepi, Paca, Nieves... enseñan cada año como es la masa de rosquillas y pestiños.
No menos importante para llenar los estómagos es el grupo de cocina, que también desde el viernes pelan y pican patatas, pimientos, cebollas... para poder elaborar la caldereta y las sopas de ajos que éste año pudieron degustar más de 600 personas.
Y cómo no solo de pan se alimentan las personas, también de baile y música, por la mañana ambientaron la plaza con sus dulzainas y tambores el grupo Los Miguelitos. Antes de la comida, la Rondalla de Braojos le puso música, voz y mucho corazón al grupo de jotas La Enramada, que mostraron como los bailes y la tradición van pasando de mayores a pequeños a través de los años.
Por la tarde, tuvimos una visita muy especial. Desde Felgueiras (Portugal) el Rancho Folclórico de Santa Luzia de Airaes nos mostraba los bailes, trajes y canciones tradicionales de su tierra, asociados al trabajo del campo, la siega, la siembra, la vendimia... Su actuación fue espectacular. Aunque lo más emocionante fue el esfuerzo realizado para poder compartir con nosotros esos momentos...
Ya por la noche, David Sanz ofrecía en la Sala Polivalente un repertorio de música tradicional madrileña con arreglos propios para guitarra, acordeón gaita serrana...
Tras las sopas de ajo en el bar, continuó la fiesta toda la noche, cantando, bailando, tocando, compartiendo...
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